El coro de tus manos en mi cuello
estrangularon aliento que soñó luna llena.
Es en el último estertor de mis visiones
que superlativa de sexo hiriente
desangraste la carótida de mis ideas,
saboreaste mi corazón aún palpitando,
mordida que fue dolor en mi cuerpo inerte.
Descuartizas toda evidencia que te acuse,
olvidando mis ojos al pie de la verja
donde retengo tu foto silente en mi retina.
Así desaparezco en la crueldad de tus recuerdos,
segregando olvido en la fosa común de los sin nombre.
Solo si tan solo
-
Divaga sobre mí el resonar de tus palabras
en un sinfín de peros, paras, porques
que me turban y perturban.
Me ensordece el grito que mi boca calla
para...
Hace 9 años
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