Las metáforas intranquilas dormirán dentro de una semana... para no volver y tal vez algún día renacer cuando despierte aquello que ha quedado en lo profundo

domingo, 15 de febrero de 2009

Miradas

Navegar sobre una mirada,
dulce concierto el de tus ojos
doblegando la noche
con la sonrisa de tus pupilas.
Testigo soy de tu alma desnuda
que el alba roja de mis sueños saluda
y mirarte es volver a vivir los minutos
que se perdieron en la memoria,
renacer eterno de la música
que solo nace de tu figura
para recabar en mis ojos.

Amor de diosa

Quiero anclar la brisa costera
de un suspiro a tus labios de sol,
abrochar una caricia en tu pecho
playa donde naufragar rendido,
si así como estoy pensándote
deseo ser las sílabas tempranas
en tus amaneceres vibrando.

Quiero refugiarme en tus pestañas
astas de mis banderas clamándote,
trocar el oro de tu carnal vientre
en la seda firme de tus senos,
si así como estoy desnudándote
deseo ser mar en tus costas
hacedor de tu mundo los gemidos.

Quiero beber el elíxir de tu sonrisa
sagrada fuente de tu voz de lira,
fundir mi alma en el umbral de tus ojos
boca de mi boca reviviendo
si así como estoy besándote
deseo ser tan eterno como el tiempo
abrazado a tu amor de diosa.

Náufragos encontrados

Somos los restos de naufragios paralelos,
ánforas de genios sin dueños,
y los días transitan uniéndonos
con la risa invocando alegrías añejas.
Toma mi mano sin reparos,
deja que mi voz acune tu cabello,
que mi respiración sea en tus alas el viento,
camino infinito que has de ser
si juntos todo adquiere sentido
en la gruta oculta en que vivimos.
Estás sola, estoy solo,
demos color a nuestros rostros
si ya hemos trenzado los sentidos
con nuestras vidas de náufragos.

Las huellas del pasado

Tormenta de distancias
derrumbando mis suspiros,
sed moribunda de dioses
olvidados en su paraíso,
crisálida desecha
mariposa prematura de alas rotas.
Es la deserción de cuanto
he amado sin límites,
resplandor sin luz
ni sombras ahuyentándome…
y me arrastra al reverso
de las huellas del pasado
cubriendo mis brazos
sin manos las máscaras
de mi rostro que acudieron
para borrarte, o al menos
un recurso más para intentarlo.

Soy del ayer

Ayer dormité
sobre líneas
de tiempo inconcluso.
Una marea
sin costas
ni olas
meciendo
mis laberintos.
Falto del norte
mi brújula
fallece
con la aurora
ficticia
de pensar
sublime
la mañana
en que dejé
de ser yo mismo.
Nada
es como antes,
soy el recuerdo,
la sombra
de lo que fui
en el presente
proyectada.

Con el silencio de la luna

Sé que la felicidad apenas alcanza
a surtir efecto en nuestras pieles distantes,
que la palabra viva y el beso pletórico
de te quieros innombrables
jamás tomarán el lugar de los abrazos.
Sin embargo, te conozco eterna,
llama de mis veladas nombrándote,
pedestal de mis pasiones.
El escenario de nuestras realidades
amenaza con desintegrar nuestra luna
con eclipses de poemas sin retorno.
Entonces el amor se aferra al recuerdo,
cada susurro se torna en concierto
si de escucharte como te escucho todas las noches
vuelves a mí con el silencio de la luna
y el fulgor de miles de soles a mis labios acudiendo.

Confesión

Confieso que es poco el tiempo
y la vida para amarte como mereces,
necesito una eternidad de abrazos,
la caricia que no termina salvo en beso
y el perenne desafío de amarte cada día
cual vez primera que fuiste sol en mis ojos.

Tus ojos

Fueron tus ojos sustento
cuando la noche brutal
amenazó la existencia
de tu alma en mi alma.
Sin embargo fuiste ausencia
como ahora de mi tiempo
invernal desengaño.
Son tus ojos dadores de vida,
y fallezco de silencios
si al mirarte no te encuentro.