Ya no estás
en el altar de mis ilusiones,
ni en la mansedumbre
de mis ojos buscándote.
Hoy caíste estrepitosa
a mis pies, esos mismos
que pudieron recorrer
el tiempo siguiendo tu sombra.
Dejaste de ser lumbre y faro
de mis noches cuando faltabas.
Y duele tanto esa caída
que arrastró consigo
una parte que siempre muere
cuando los espejos al romperse
quiebran del mundo los reflejos.
Ya no vibras
en mis ojos y labios,
tu boca dejó ser aliento
de sueños amarillos, rojos y verdes.
Dejaste de ser arcoiris.
Solo si tan solo
-
Divaga sobre mí el resonar de tus palabras
en un sinfín de peros, paras, porques
que me turban y perturban.
Me ensordece el grito que mi boca calla
para...
Hace 9 años
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