No me alcanza la sangre
para tanto viento caníbal
que mis entrañas devora.
Crujen las tablas del escenario,
roca dulce que en mi pecho habita,
pesado el paso de mis manos
y mi sonrisa es mueca
calmando el espejo del silencio.
Si pudiera haría isla
sin mar ni vida
cremación de penas absurdas
destrozo de venas sin paraíso
corriendo al abrazo tardío.
No encamino el verbo
ni de soslayo cultivo nubes,
reaparece el siglo que duele
en los dedos que sobre párpado cerrado
dijeron adiós al frío cuerpo.
Llevar la muerte en los ojos,
arrastrar la mortaja ignorada
fue viaje sin regreso
al presente futuro que me anima,
alma moribunda en gris tarde
volviéndose la nada,
ni un recuerdo.
Solo si tan solo
-
Divaga sobre mí el resonar de tus palabras
en un sinfín de peros, paras, porques
que me turban y perturban.
Me ensordece el grito que mi boca calla
para...
Hace 9 años
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