Entre locuras y fantasías acudieron mis besos
a la aventura desértica de descubrir tus manos,
antifaz que se alzó sobre amuralladas palabras.
Fueron labios cáliz de mis deseos remotos,
volcán sucumbiendo ante la nieve de estrellas
y la sal se disuelve con mis versos en descenso,
trepidar de poesía que termina en frío silencio.
Muero en el mar de coral marcado con tu nombre,
sin perlas, ni tesoros, ni paisajes de tu óleo.
Fue el amanecer dentro de tus pupilas etéreas
estímulo de pasiones y anestesia para el alma.
Quedo solo en mi habitación del tiempo perdido,
rodeado de sonrisas de papel y pixeladas,
todo cuanto es rezago en ti y desconocí a ciegas.
Única, inverosímil, invisible y escurridiza criatura
de mis tardes, constructora de sueños y metáforas,
alfiletero sonriente de la vida que regala sueños,
allí mis manos digitales abrazaron el dolor de heridas
tan antiguas como mis recuerdos y tus estrellas,
y Sirio escondió su luz la noche en que imploré
tus lágrimas felices al borde de mis orillas
límite de mi espacio tiempo que te conoce.
No sé donde estoy, guardé las alas mojadas
en esa gaveta perdida de mi memoria falta de sol,
no quiero volar, basta, mi vida es mar sin agua,
desierto sin oasis, cielo sin nubes ni lluvia,
falto de arcoiris van mis ojos sin tu presencia.
Ya hoy nada importa si cubro mi pecho
con las manos arrancadas al paraíso inexistente.
Dejé una huella donde los siglos hacen historia,
una lágrima de ámbar donde atrapé un sentimiento
y entonces, arrastrando mis extremidades del cansancio,
me hago luz que parte hacia el universo,
cometa succionando el viento de mis pulmones,
atrapado en la órbita de saturno que me vio distante
toda hora en que cerré los ojos almidonados
y me permití hacer miel de sueños fallecidos.
sábado, 25 de octubre de 2008
Sueños fallecidos
Un delirio de Adrian en 0:19
Poemario: Desde el ocaso del alma, Despertares, Somos
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