Se desprenden las aristas de mi cuerpo,
una a una ceden su espacio al dolor
yace sin música ni viento mi alma y pensamientos,
sucumbe el amor en el cadalso de las decepciones.
Fue la noche un murciélago quebrando el horizonte
y del pedestal cristalino descendió la flor enmohecida,
sin piel ni pétalos, sólo espinas dibujadas en su sonrisa.
Mis ventrículos detenidos parieron una lágrima roja,
mis ojos se disolvieron en el silencio.
El sueño iluso perdió la memoria, los recuerdos,
languidecen mis párpados descubriendo la imagen falsa
en el espejismo aterrador de cuanto se quiso,
desdén de las horas ahogando el deseo con tanta falacia
y la vida torció su rumbo con la nueva ausencia
quemando mis alas con brasas de indiferencia y mutismo.
sábado, 25 de octubre de 2008
Decepción
Un delirio de Adrian en 0:00
Poemario: Desde el ocaso del alma, Despertares, Somos
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