Gorrión que a mi vida atas tus alas,
tierna voz que de infancia desborda,
eres la inocencia que me desarma
ante tus ojos de océanos infinitos.
Y tu voz es el canto de una mañana
en que susurras a mi oído.
Galopas por entre las alturas de los adultos,
pequeña lucecita que rovolotea
de risa en risa,
de ocurrencia en ocurrencia,
de cariño en cariño.
Qué sería de un mundo donde no existes.
Me faltaría la claridad de los amaneceres,
el sol de pensarte en las distancias.
Eres florecilla de mi jardín secreto,
vidita que alegra del corazón mis latidos.
Dedicado a mi querida sobrina Alejandra
Solo si tan solo
-
Divaga sobre mí el resonar de tus palabras
en un sinfín de peros, paras, porques
que me turban y perturban.
Me ensordece el grito que mi boca calla
para...
Hace 9 años
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