Un tiempo que desploma rastros de olvido,
una casa deshabitada de sus fantasmas paranoicos,
serán los restos de un ciclo tomado a la vuelta de tus manos,
a la señal de tu entrega buscada entre papeles aburridos.
Letargo de minutos rodando cuesta abajo,
la cena servida que concluye de tu cuerpo el postre,
el rejuego de quienes pierden el alma y hacen sus reglas.
La luz es ciega entre todo que la absorbe sin sospechas,
y tan solo son niños que juegan ajedrez en el aire.
Un tiempo que vuelve a ser tiempo de su tiempo,
una moraleja escondida entre los secretos
Las cosas que nos esperan entre tanto desorden,
la mirada certera que sigue el movimiento de piezas en el tablero,
el silencio de estrellas testigos de tus manos hábiles.
La estéril idea de la perfección que nos persigue,
y nos abandona en el último round, y no es el decisivo.
Se pierde la ola entre las demás olas en su orilla destino,
te disuelves en esa espuma que te eleva y eres sal.
sábado, 18 de agosto de 2007
Eres sal
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