Sostengo tu invisible mirada,
el borrador de tus manos
y el adiós que dibujaste en mis labios.
Las piruetas de tu sonrisa
caminan al lado de mis pesares,
tonta alegría de ron añejo
y fiesta de sábado moribunda.
Tus mensajes se grabaron
cual graffiti dentro de mis ojos,
la lluvia no corre los colores
salvo el dolor de disfrutarlos.
Cada sueño se vuelve
coágulo de sentimientos,
pedestal de cuanto no debió ser,
confundí tus señales de tránsito,
accidente de rueca sin ovillo.
Es hora de quitar la mejilla,
traducir la última frase de tu pecho
y dejarte así de sola por la vida,
sin rumbo, matando el alma con cada espina.
miércoles, 31 de octubre de 2007
Ruptura
Un delirio de Adrian en 18:40
Poemario: Desde el ocaso del alma
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