Las luces que gobiernan mis dedos,
la música al fondo de mis latidos,
el verde manantial de noches estrelladas
que me acompañan en tus ausencias,
son de mi letargo silencioso el rescate.
Y de las aguas emerjo manos atadas,
ojos cerrados repletos del perfume
de tus imágenes que retengo.
Un cielo que no respira,
un sol que redunda en tus párpados y juegos,
la respiración tuya cercana a la almohada que poseo.
Y despierto, salto de la cama, camino,
ante un espejo dándome los buenos días
veo tu rostro, hay un yo que se ha ido,
es perder mi imagen en tu imagen,
el reflejo de mis deseos y verdades.
Un simple salto de agua hacia mis ojos
acaba por borrar el ritual de remembranzas diarias.
Así son las mañanas de mi tiempo.
Caen las noches en pos de un encuentro o sueños,
lo demás es esperarte frente a mis espejos.
martes, 7 de agosto de 2007
Mis espejos
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