Las metáforas intranquilas dormirán dentro de una semana... para no volver y tal vez algún día renacer cuando despierte aquello que ha quedado en lo profundo

lunes, 21 de enero de 2008

Del sueño pretérito

Raído el manto
de la noche
que cubre
el ladrido
del espejo,
supongo
una grieta
donde cayó
el amasijo
que fue
la vida
no vida
que arrastran
mis tobillos
fracturados.
Al borde
de una pesadilla
está la almohada
que ahogó
el espanto
de un silencio,
mortal caricia
de Caronte
sobre mi hombro.
Sobrevivo sin alma,
desnudo el hígado
y los tendones
que abrigan
la resistencia,
morfina
para mis visiones.
Para qué
tanto verbo,
ilusión óptica
de gris sonrisa,
carne postal,
afrodisíaco desechable,
una tumba
no repara
relojes abandonados,
el tiempo
escupe el rostro
tras gélido
discurso
de huesos rotos.
Hacer mariposa
succionar glóbulos
que la distancia
alberga en dispar
evento
de almas muertas
fiesta de nosotros,
la nada
del olvido,
el reflejo
transparente
y la pupila
de sal diluida.
Despierto,
acalambro mis manos
con el tonto
saludo refugio.
Todo es vivir
lo que no fue,
ser lo que
se vivió,
presente,
pretérito,
tan confundido
estoy...
Mi huella
no es huella,
solo lamentos
que sobre
las esperanzas
han muerto.

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