Ya no soy,
diástole y sístole ausentes,
línea horizontal
de pulsaciones alternas,
todo se detiene
y no hay luz
ni túnel al cerrar los ojos.
¿A dónde voy?
A la nada,
carente de cuerpo
y alma que sonría,
ni el crucifijo regalado
abre las puertas al cielo.
Todo es materia
descomponiéndose,
somos la energía cósmica
del origen del universo,
de allí venimos
hacia allá vamos.
Átomos de cuanto pesamos
enriquecen el suelo,
abono del hongo comestible,
banquete de artrópodos nocturnos.
No estoy,
no soy sombra
ni luz distante,
el simple eco
de un dictámen reciente,
rutina de la no vida.
Juntar cada nube
no traerá el diluvio
que salvará el mundo,
irrespirables somos,
saqueadores de tumbas,
presos de nuestras dudas.
Irracional espejo que no miente,
la paz aparente del sepulcro
no menciona las cartas
escritas al olvido,
la flor que hizo la rutina.
Ya no soy,
el quebradizo occipital
observó la ceniza
disparada de sus hermanos
y así, en verde paisaje,
sonámbulo de ausencias
cavar respuesta profunda
que venga al rescate
de lo que ya no siento.
Hiedra férrea del recuerdo,
neurona decapitada
con alas de cuervo,
y el graznido de voz conocida
despide duelo
de mis átomos el aire fundiendo
en una lágrima
al mar de mis sueños muriendo.
jueves, 27 de diciembre de 2007
Muriendo
Un delirio de Adrian en 9:34
Poemario: Desde el ocaso del alma
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