Rota en mil pedazos
viaja mi alma sin alma
cubriendo el tiempo
con la sangre
que ya no ama.
Fue cruel la muerte
de mi muerte
por demás temprana,
inesperada.
Y la noche abrochó
mi dolor con un grito
carente de testigos,
sólo el mar absorbiendo
lágrimas que no brotaron,
grande fue la herida,
cristales rotos
fueron los espejos
de mi única mirada
cuando sonriente
te amaba.
Y arrojado al precipicio
de las decepciones
volé sin desplegar mi alas
ya dolidas y cansadas,
el cuerpo dejó de ser cuerpo,
sucumbió cual satélite inerte,
sin masa ni energía
un punto luminoso
en la atmósfera de alguien,
un deseo sin destino.
sábado, 25 de octubre de 2008
Deseo sin destino
Un delirio de Adrian en 0:12
Poemario: Desde el ocaso del alma, Despertares, Somos
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