El templo de un viento gris
sacude las luciérnagas de tu sombra,
y el crucifijo que cuelga de tu vientre
marcó la hora de tu espalda en la distancia.
Fueron los ecos de una campana
sonido que envolvió mis pasos
en pos del vitral de tu cuerpo
y la aparición repentina de tu espejismo
enmudeció el mundo que te soñó diferente.
Lejos está la lluvia de tus ojos,
los míos dejaron un mar ártico,
tus labios marcaron con fuego mi frente
y el corazón tembló de frío eternamente.
Solo si tan solo
-
Divaga sobre mí el resonar de tus palabras
en un sinfín de peros, paras, porques
que me turban y perturban.
Me ensordece el grito que mi boca calla
para...
Hace 9 años
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